El uso de IA en sistemas de seguridad plantea importantes consideraciones éticas que deben abordarse responsablemente. El sesgo algorítmico representa un riesgo significativo, donde los sistemas de reconocimiento facial podrían tener menor precisión con ciertos grupos demográficos. Es fundamental que los proveedores de vigilancia auditen regularmente sus algoritmos y sean transparentes sobre sus limitaciones y tasa de error.
La privacidad se convierte en una preocupación central cuando la vigilancia constante se combina con capacidades analíticas avanzadas. Las políticas claras sobre la retención de datos, el acceso a las grabaciones y el propósito específico del monitoreo son esenciales para mantener la confianza pública. En el ámbito de la seguridad residencial, es crucial equilibrar la protección personal con el respeto a la privacidad de vecinos y visitantes, estableciendo límites claros para la captación y análisis de imágenes.
