Incluso con recursos limitados, existen estrategias para disuadir a intrusos y aumentar la sensación de seguridad. La clave está en la visibilidad y la simulación. Instalar una sirena visible con una luz intermitente o colocar carteles de «Vivienda Protegida por Alarma» -incluso sin tener un sistema real- puede actuar como un primer nivel de disuasión psicológica.
Otra opción económica son las cámaras falsas. Estos dispositivos imitan el aspecto de cámaras de vigilancia reales, a menudo con una luz LED roja parpadeante, a una fracción del costo. Si bien no ofrecen protección real, su presencia puede hacer que un potencial intruso prefiera buscar un objetivo menos protegido.
Para una protección más tangible, los timbres inteligentes con cámara se han convertido en una solución popular. Aunque no son un sistema de alarma completo, permiten ver y hablar con quien está en la puerta desde cualquier lugar, graban video cuando detectan movimiento y actúan como un elemento disuasorio muy creíble. Combinado con buenos hábitos de seguridad (cerrar con llave, no dejar herramientas en el jardín), este enfoque de bajo costo puede ser sorprendentemente efectivo para muchos hogares.