La inteligencia artificial ha revolucionado el mundo de la vigilancia por video. Las cámaras con IA van mucho más allá de la simple detección de movimiento; son capaces de analizar el contenido de la escena en tiempo real, lo que reduce drásticamente las falsas alarmas y proporciona alertas más significativas.
La principal ventaja es la clasificación de objetos. Estas cámaras pueden distinguir entre una persona, un vehículo, una mascota o un objeto en movimiento como una bolsa arrastrada por el viento. Esto permite al usuario configurar el sistema para que solo reciba notificaciones cuando se detecte un ser humano, por ejemplo, evitando el agotamiento por alertas irrelevantes. Esta precisión es un salto cualitativo en la seguridad proactiva.
Otra función avanzada es el reconocimiento de actividad inusual. La IA puede aprender los patrones normales de un entorno y alertar sobre comportamientos atípicos, como una persona merodeando durante un tiempo prolongado frente a una casa, o un coche que se detiene repetidamente en el mismo lugar. Este nivel de vigilancia inteligente transforma a las cámaras de ser simples dispositivos de grabación a ser analistas de seguridad en tiempo real, capaces de identificar potenciales amenazas antes de que se materialicen.
