El leopardo de las nieves (Panthera uncia) habita las altas montañas de Asia Central y enfrenta una pérdida del 20% de su población en las últimas dos décadas. Quedan menos de 6,500 ejemplares en estado silvestro, amenazados por la caza fositiva por su piel y huesos, el conflicto con ganaderos que los matan para proteger sus rebaños, y el cambio climático que altera su hábitat alpino. Su pelaje grueso y su cola larga lo hacen único entre los felinos, pero estas adaptaciones no lo protegen de las amenazas humanas.
Los programas de conservación se centran en establecer áreas protegidas, promover el turismo sostenible y compensar a los pastores por la pérdida de ganado. En países como Mongolia y Nepal, las comunidades locales participan en monitoreo y protección, creando una conexión vital entre humanos y leopardos. Sin embargo, la escasez de presas naturales como el argalí y la fragmentación de su territorio siguen poniendo en riesgo su supervivencia.