El cambio climático actúa como multiplicador de amenazas para especies ya vulnerables. Los corales tropicales sufren blanqueamiento masivo con aumentos de apenas 1°C en temperatura oceánica. Osos polares enfrentan hielo marino estacional que reduce su ventana de caza, llevando a la inanición.
En España, la tortuga boba ve alteradas sus proporciones de sexo – las temperaturas más cálidas producen 99% de hembras en algunos nidos. Aves migratorias como el carricerín cejudo encuentran desfase temporal entre su llegada y la disponibilidad de insectos. Estos efectos en cascada demuestran que ninguna especie está a salvo en un clima cambiante.