Para gaming, las VPN pueden ser una bendición o una maldición dependiendo de la configuración. Correctamente configuradas, pueden reducir throttling de ISP durante horas pico y proporcionar rutas más directas a servidores de juego. Mal configuradas, añaden latencia insoportable y packet loss.
La estrategia óptima: conecta a servidores VPN cercanos al servidor de juego, preferiblemente en la misma ciudad. Usa protocolos ligeros como WireGuard y habilita split tunneling para que solo el tráfico del juego pase por la VPN. Jugadores competitivos reportean mejoras de 10-20ms en casos donde su ISP tenía rutas ineficientes hacia los servidores de juego.