La privacidad digital no se trata de tener algo que ocultar, sino de proteger tu derecho fundamental a la intimidad. Las VPN crean una barrera esencial entre tus datos personales y los intereses comerciales de los ISP, que en muchos países pueden vender tu historial de navegación a anunciantes. Además, protegen contra el ransomware y el robo de identidad en redes WiFi públicas, donde los ciberdelincuentes pueden interceptar tus contraseñas y datos bancarios.
Incluso para actividades cotidianas, una VPN evita la discriminación de precios basada en tu ubicación – usuarios reportan ahorros de 20-60% en reservas de hoteles y vuelos al conectarse desde otros países. También bloquea el seguimiento cross-site de grandes tecnológicas que construyen perfiles detallados de tus hábitos sin tu consentimiento explícito.