TikTok se ha convertido en una plataforma de aprendizaje acelerado donde los usuarios adquieren conocimientos en formato de píldoras visuales. Desde tutoriales de programación en 60 segundos hasta lecciones de historia contadas como si fueran «chismes del pasado», los educadores han descubierto que la atención se capta mejor cuando la información se presenta como entretenimiento. Este modelo de «learning by scrolling» está redefiniendo cómo las nuevas generaciones prefieren absorber información.
La plataforma favorece un estilo de enseñanza high-context donde los creadores utilizan memes, referencias culturales y formatos virales para explicar conceptos complejos. Un profesor de física puede usar el baile de un creador popular para explicar las leyes del movimiento, mientras que un lingüista puede analizar la jerga de TikTok para enseñar evolución del lenguaje. Esta contextualización cultural hace que el aprendizaje se sienta más relevante y menos académico.
Sin embargo, este formato presenta el riesgo del conocimiento superficial. La naturaleza fragmentada del contenido puede crear una ilusión de comprensión sin la profundidad necesaria. Los usuarios pueden sentirse expertos después de ver diez videos sobre un tema, pero carecer de la base estructural para aplicar ese conocimiento críticamente. La plataforma se convierte así en una puerta de entrada al conocimiento, pero rara vez en un destino completo.