Como plataforma verdaderamente global, TikTok enfrenta el desafío único de gestionar contenidos a través de fronteras culturales. Lo que es humorístico en una cultura puede ser ofensivo en otra, y las tendencias que son inocuas en un país pueden ser políticamente sensibles en otro. TikTok ha abordado esto creando equipos de moderación locales y ajustando su algoritmo para priorizar contenido culturalmente relevante en cada mercado.
La plataforma se ha convertido en un espacio de intercambio cultural espontáneo. Usuarios de diferentes países participan en «cultural exchange» trends donde compponen aspectos de sus culturas, desde comidas tradicionales hasta rituales cotidianos. Esto ha creado una forma de diplomacia ciudadana donde los usuarios aprenden directamente unos de otros, saltándose los filtros de los medios tradicionales.
Sin embargo, esta globalización también genera tensiones de apropiación cultural. Las tendencias de baile o moda que se originan en comunidades marginalizadas a menudo son adoptadas por la corriente principal sin atribución o comprensión de su significado original. TikTok lucha por equilibrar la celebración de la diversidad cultural con la prevención de la explotación cultural, un desafío que refleja tensiones sociales más amplias en la era digital globalizada.