La inmensidad de TikTok está organizada en una constelación de comunidades ultra-específicas conocidas como «subtiktoks» o «nichetoks». Estos son espacios donde usuarios con intereses muy concretos crean y consumen contenido dirigido exclusivamente a ese grupo. Algunos ejemplos son «WitchTok» (brujería y espiritualidad), «BookTok» (literatura), «CleanTok» (limpieza y organización) o «FinanceTok (consejos financieros).
El algoritmo es maestro en conectar a los usuarios con su nicho correspondiente. Una vez que interactúas con un par de videos sobre un tema específico, tu feed «Para Ti» comenzará a llenarse de contenido de ese subtiktok en particular. Esto crea una sensación de comunidad y pertenencia, ya que los usuarios encuentran a otros que comparten sus pasiones más específicas, por muy inusuales que sean.
Estos nichos no son solo para el entretenimiento; tienen un poder económico y cultural real. «BookTok», por ejemplo, ha sido responsable de relanzar carreras literarias y de que libros de años anteriores se conviertan en superventas. Las marcas monitorean activamente estos nichos relevantes para sus productos para entender las conversaciones y colaborar con micro-influencers que tienen una influencia auténtica dentro de estas comunidades altamente comprometidas.