La forma más efectiva y segura de limpiar champiñones es con rapidez y precisión para evitar que absorban agua y se vuelvan esponjosos.
Procedimiento correcto:
- Limpieza en seco (primera opción): Si los champiñones están relativamente limpios, pase un paño de cocina húmedo o una toalla de papel ligeramente humedecida sobre cada uno para retirar la tierra superficial. Un cepillo de cerdas suaves (como un cepillo para setas o uno de dientes nuevo) también es excelente para remover partículas adheridas.
- Limpieza rápida en húmedo (si es necesario): Si los champiñones están muy sucios:
- No los sumerja. Colóquelos en un colador.
- Enjuáguelos brevemente bajo el grifo de agua fría, frotándolos suavemente con los dedos.
- Séquelos inmediatamente y con cuidado dándoles toques con papel de cocina absorbente o un paño limpio. No los deje remojando ni en remojo.
Reglas de oro:
- Nunca los remoje. Los champiñones son como esponjas; absorberán el agua, lo que afectará negativamente su textura y sabor al cocinarlos, impidiendo que se doren correctamente.
- Límpielos justo antes de usar. No los lave y luego los guarde en la nevera, ya que la humedad acelerará su descomposición.
- Pele solo si es estrictamente necesario. La piel contiene gran parte de su sabor. Solo retire la piel si está particularmente dañada o si así lo indica una receta específica.
Siguiendo estos sencillos pasos, sus champiñones mantendrán su sabor, textura firme y se dorarán a la perfección en lugar de quedar hervidos y blandos.